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Solemnidad de la Ascensión del Señor

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Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (16, 15-20)

Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:

«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.

Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.»

Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.

Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

Palabra del Señor.

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Creer en Dios es creer en el amor, creer que el amor siempre puede más, creer en su poder para salvarnos del mal, salvarnos del mayor mal que podemos concebir en nuestra vida, salvarnos de la muerte.

Si nos tomamos el tiempo de escuchar por un momento a nuestros mayores, a nuestros viejitos, abuelos o padres ancianos y les pedimos que nos cuenten cómo fue su vida, seguramente nos vamos a sorprender con la cantidad de milagros que nos van a contar que hicieron, por el solo hecho de haber creído en el amor, de haber creído que dar la vida por amor a su familia valía la pena, en definitiva haber creído en el poder de Dios en sus vidas.

Podremos escuchar como muchas veces ahuyentaron el mal de nuestras vidas negándose a ofertas que, aunque tentadoras, no eran buenas para ellos o su familia y le pusieron el hombro como opción segura frente al camino fácil. Expulsaron lejos a los demonios que buscaron la desunión o la desesperanza.

De cómo aprendieron a hablar nuestro lenguaje para poder comunicarse con nosotros, balbuceando primero a nuestro lado cuando apenas comenzábamos a hablar o inclusive aprendiendo palabras nuevas para poder entenderse con los más jóvenes en tiempos más modernos. Todo cuanto tuvieron que hacer para poder entenderse con nosotros siempre desde aquel que nos ama. Tuvieron que aprender nuevas lenguas, nuevas formas de pensar para poder acompañarnos y guiarnos en nuestro caminar.

Escucharemos historias de cómo salieron victoriosos frente a la adversidad aun en los momentos más difíciles y las muchas veces que en el trabajo o a lo largo de la vida sortearon trampas mortales puestas por otros que por envidia o no saber vivir, buscaron su fracaso deseándoles el mal o intentando lastimarlos. A todo esto, vencieron por amor y salieron adelante.

Cuantas veces recordamos a nuestra madre, abuela o tía cercana poniendo una mano en nuestra frente ante alguna enfermedad, entendiendo que a la medicina hay que sumarle amor para que todo sea sanado más rápido. La familia a nuestro lado impone sus manos con cariño frente a todo mal que pueda amenazarnos porque creen que el amor todo lo puede.

El amor es la fuerza más poderosa del universo, noticia anunciada a toda la creación como dice el evangelio de hoy, en la persona de quien da su vida para demostrarlo, Jesucristo, Señor de la historia y nuestro amigo.

Quien no crea que el amor obra milagros solo tiene que buscar entre las vidas entregadas por y con amor para darse cuenta que si la humanidad persiste, si el mundo sigue girando, si de algo valen nuestras penas y esperanzas es porque Dios nos ama y nos lo muestra en todos y cada uno de aquellos que dieron y dan su vida por amor a nosotros y a sus seres queridos.

Hoy solo podemos preguntarnos ¿realmente creo que el amor todo lo puede? ¿confío en este amor a la hora de luchar por los míos y mi vida; ¿pongo en este amor, en Dios, mi fe y mi esperanza?

Jesús sube a los cielos, no para estar lejos de nosotros, todo lo contrario, se va allí bien cerquita de su Padre, para darle testimonio del amor que nos tiene. Jesús al ascender al Padre no se separa de nosotros, mas bien nos lleva con El al mismo cielo, eleva nuestra humanidad con la suya para siempre.

Te propongo meditar sobre las palabras del evangelio de hoy en la fiesta de la ascensión del Señor: Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios”

Aquí estoy Señor me pongo frente a ti, dame una mirada que me permita descubrirte a mi lado, y que no necesito buscarte entre nubes en un cielo lejano, sino más bien aquí, dentro mío, en el mismo lugar en que llevo a todos los que tú me has dado.

Nuestra Señora de Lujan, ruega por nosotros.

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Buenos Aires (Luján), domingo 12 de mayo de 2024.
Solemnidad de la Ascensión del Señor.
Diác. Diego Ocampo
Rector Adm. del Santuario de Luján
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