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Jornada del domingo del Buen Pastor

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Con la Iglesia celebramos este fin de semana la jornada del buen pastor. Esta imagen del pastor ha acompañado desde siglos al Pueblo de Israel en el Antiguo Testamento y a las primeras comunidades cristianas. En el Antiguo Testamento podemos verlo reflejado en las palabras que rezamos con el salmista: “Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño” (Sal 100,3); o también “el señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Sal 23,1). En el Nuevo Testamento tenemos todo el capitulo 10 del evangelio de Juan que nos ayuda a reflexionar con esta imagen y algunos otros textos de los evangelios sinópticos. También las primeras comunidades cristianas utilizaron en las catacumbas esta imagen para identificarse como cristianos. En definitiva, la imagen del pastor acompaña a la Iglesia desde siempre.

Hoy queremos ayudarlos a vislumbrar un aspecto que me resulta importante de esta figura de Jesús como nuestro pastor. Quisiera detenerme en los dos personajes que aparecen en el evangelio de Juan. El primer personaje es el pastor. El otro personaje, contrapuesto al pastor, es la del asaltante.

Si nos fijamos bien, el asaltante entra saltando por otro lado, no entra por la puerta. Cae de sorpresa, genera miedo y desconfianza. El asaltante no es seguido por las ovejas. Su tarea es la de arrebatar. El asaltante viene para robar, matar y destruir (Jn. 10,10). De este personaje podemos extraer el modo de relación que tiene con las ovejas. Para el asaltante, las ovejas son un objeto de veneficio personal. Su trato es desde una posesión y no una vinculación. Al asaltante no le importa quienes sean las ovejas y su condición, solamente se mira a sí mismo y a su bien.

Por el contrario, el pastor cuida de las ovejas, las conoce por su nombre, ellas lo escuchan y lo siguen. El pastor está para llevarlas a los pastos abundantes. Está para dar su vida por ellas. La relación del pastor es desde una sana vinculación que busca el bien de la oveja que está frente a él. El pastor ha venido para que las ovejas tengan vida y la tengan en abundancia (Jn. 10,10).

Estos dos personajes nos ayudan a meditar y descubrir por un lado nuestra relación con Jesús como nuestro buen pastor. El Señor nunca nos posee de un modo inadecuado. Jesús quiere ofrecernos una relación desde la libertad, la verdad y el amor. Así debe ser nuestra espiritualidad si esta aferrada al Jesús que se nos da a conocer en el evangelio. El señor es quien nos hace libres y quien nos invita a vivir esta vida abundante del Espíritu en la presencia del Padre. Como dice san Agustín, El Señor nos atrae siempre con amor. Vivamos esa alegría y esa plenitud que Jesús nos quiere regalar.

Por otro lado, nuestra relación con este Jesús buen pastor, nos invita a gestar nuestras relaciones desde esta misma libertad y este amor que Dios nos tiene. Muchas veces terminamos presos de malas relaciones porque o somos asaltantes que queremos poseer y usar a otras personas o porque somos asaltados y manipulados. Es bueno preguntarse ¿Cómo son nuestros vínculos? Jesús es quien nos libera y nos regala ese amor pleno.

Todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que planifica, y viviendo en cristo, dejar crecer en nosotros la semilla de la Palabra que se trasforma en servicio concreto al prójimo.

Buen domingo del Buen Pastor.

P. Lucas García, Rector del Santuario de Luján

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Podes descargar estos contenidos e información; por la que agradecemos su difusión, disponible en PDF debajo:

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