Celebremos Pentecostés, momento trascendental en la vida de la Iglesia. Por eso es que queremos invitarlos a rezar esta Novena en comunidad y poder, de este modo, preparar el corazón en la sencillez de la oración para la venida del Espíritu Santo.
La Consagración es un gesto significa ofrecerle lo que tenemos y lo que somos para que María se haga presente en nuestras vidas. Nos dejamos llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de Madre.
Desde Luján, al pie de la Virgen, en este Domingo de Pascua, levantamos la voz con gozo y gratitud: ¡Cristo vive! ¡Verdaderamente ha resucitado! Y con Él, también nosotros resucitamos a la esperanza, a la fe, a la vida que no se apaga,
Celebramos la solemnidad de Pentecostés, celebramos la venida del Espíritu Santo, trae sobre la multitud de pueblos y culturas el inapreciable don de la unidad sobre la diversidad.
Este gesto significa ofrecerle todo lo que tenemos y lo que somos para que María se haga presente en nuestras vidas. Nos dejamos llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de Madre. Es darle nuestro sí y dejarnos cubrir por su manto.
Preparamos nuestro corazón camino al Día de la Virgen de Luján. Nos unimos en la fecundidad de la oración comunitaria rezando juntos, como cada año, la Novena a la Virgen de Luján.
Celebramos hoy el domingo de la Ascensión del Señor, fiesta que nos va llevando de a poco al final del tiempo en el que extendimos la celebración de la Pascua.
En el mes de nuestra Madre, miles de fieles se acercan a su casa para acompañarla y venerarla. Junto al nuevo lema por los 400 años, conmemoremos una vez más su milagro en comunidad y unámonos en oración.