Desde Luján, al pie de la Virgen, en este Domingo de Pascua, levantamos la voz con gozo y gratitud: ¡Cristo vive! ¡Verdaderamente ha resucitado! Y con Él, también nosotros resucitamos a la esperanza, a la fe, a la vida que no se apaga,
El Viernes Santo nos recuerda que la Cruz de Jesucristo hace posible que nuestro dolor humano también sirva para la redención de la humanidad. Solo Jesús puede darle sentido a nuestro sufrimiento y de esta forma podremos enfrentarlo como El lo hizo, enfrentarlo con el poder del amor, el poder de una esperanza que no defrauda, el poder de la fe.
En este Jueves Santo dejémonos encontrar por Dios y su inmenso amor en la Eucaristía, agradezcamos el sacerdocio ministerial ordenado y permitamos que Él nos lave los pies, nos renueve con su amor, para ser cada día más hermanos y vivir dándonos por amor en el servicio y la ayuda concreta a todos, todos, todos.
Las Laudes corresponden a la oración de la mañana de la Liturgia de la Horas. Comenzamos la jornada rezando juntos. Conoce también el cronograma de este día.
Con el Domingo de Ramos conmemoramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando una multitud del Pueblo lo aclamo montado en un asno recibiendo así al Mesías e hijo de Dios. Con este hecho comenzamos la celebración de la Semana Santa.
Cuarenta días después del domingo de resurrección, conmemoramos la Ascensión del Señor en presencia de sus discípulos luego de anunciarles que les enviará al Espíritu Santo.
Compartimos algunas reflexiones expresadas por nuestro Padre Obispo en este tiempo pascual, tan especial en la vida de nuestro país, de nuestras comunidades.