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Querida familia del Santuario de Nuestra Señora de Luján:
Acabamos de atravesar la Semana Santa, cargada de signos, silencios y dolores. Hemos acompañado a Jesús en sus tensiones más hondas, en su angustia en el huerto, en sus pasos hacia el calvario. Lo hemos visto entregarse por amor, padecer nuestras heridas, cargar nuestras cruces, abrazar hasta el fondo la fragilidad humana. Y en ese gesto extremo de amor, hemos reconocido al Dios que no se baja de la cruz, sino que se queda hasta el final. Todo parecía perdido… pero no. Jesús, el Crucificado, ha resucitado.
Hoy el cielo y la tierra se abrazan en una misma alegría: Cristo ha resucitado. La piedra ha sido removida, la oscuridad ha sido vencida, y un nuevo amanecer irrumpe en nuestra historia. La Pascua es la fiesta de la vida que no muere, del amor que no se apaga, de la esperanza que no defrauda. Es la certeza de que la muerte ya no tiene poder sobre nosotros, porque Jesús, con su Resurrección, ha abierto para siempre las puertas de la Vida.
La Cruz no fue el final. Fue el umbral sagrado de una nueva creación. Desde el dolor más hondo brotó una luz invencible. Jesús no volvió simplemente a vivir: Él inauguró una existencia nueva, gloriosa, incorruptible, y en Él, nuestra humanidad ha sido transfigurada.
Todo lo que parecía perdido, herido, apagado, ha sido redimido por su amor fiel hasta el extremo. Ya no estamos solos. Ya no hay noche sin aurora. Ya no hay herida sin consuelo.
Hoy celebramos que nuestra historia ha sido tocada por la eternidad. Que nuestras lágrimas son fecundas, que nuestros pasos tienen sentido, que el amor tiene futuro. La Pascua nos dice que la última palabra no la tiene el pecado, ni el dolor, ni la muerte, sino Dios, que nos ama con un amor más fuerte que la muerte.
Desde Luján, al pie de la Virgen que nunca se fue del lado de su Hijo, levantamos la voz con gozo y gratitud: ¡Cristo vive! ¡Verdaderamente ha resucitado! Y con Él, también nosotros resucitamos a la esperanza, a la fe, a la vida que no se apaga. Que esta Pascua nos encuentre renovados, alegres, encendidos por la luz del Resucitado. Y que, como María, llevemos esa luz a cada rincón de nuestro pueblo.
Muy felices Pascuas.
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Buenos Aires (Luján), domingo 20 de abril de 2025.
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, 2025.