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Comenzar un año nuevo es como comenzar un nuevo viaje. Preparamos nuestras vidas con esta idea de recomenzar. Para aquellos que no la han pasado bien durante el año que se va, es como poner un punto aparte y emprender la tarea de reescribir la historia. Para otros, es fortalecer los pasos dados y seguir avanzando. En definitiva, iniciar un año nuevo nos pone en este volver a empezar en la tarea de interpretar nuestra vida.
Cuando emprendemos nuestro viaje no sabemos bien como nos va a ir. Tenemos esperanza, pero también la duda de que será de nuestro futuro y de nuestro año. En esta encrucijada la liturgia de hoy con ayuda a encontrarnos con el libro de los números. En este libro, aparece esta bendición que el señor hace al pueblo de Israel: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.»
Es una bendición preciosa que siempre me gusta recordar al inicio del año. Emprendemos un camino que está marcado por una bendición. Como la historia de Abraham en el libro del Genesis, se nos invita a ir detrás de una bendición. Toda bendición (muchas que damos en el santuario) son un renovar nuestro deseo de ser de Dios. En esta bendición que nos ofrece la liturgia invocamos, en primer lugar, la protección de Dios. necesitamos sentirnos protegidos, resguardados y cuidados. En segundo lugar, pedimos que haga brillar su rostro y nos muestre su bondad. Caminamos muchas veces sin sentido y necesitamos faros que nos iluminen. El rostro de Dios y su bondad son estos retratos que nos orientan y fortalecen indicándonos horizontes claros. Como un faro encendido en medio de las oscuras noches, el rostro brillante de Dios dado en su Hijo Jesús nos indica y asegura el camino. Finalmente, siguiendo este camino de Cristo, el Señor nos regala a todos nosotros la paz. Que esta paz nos invite a estar bien con nosotros mismos y con los demás.
Queridos hermanos, ser receptivos de esta bendición es lo que deseamos para todos ustedes. Al inicio de nuestro nuevo viaje, le pedimos al Señor les brinde a todos ustedes un bendecido año donde puedan sentirse protegidos por Dios. Pero, sobre todo, donde podamos seguirlo a Jesús quien nos indica el camino para llegar a esa paz donde descubrimos la presencia de Dios en nuestros corazones.
Desde la basílica de Luján les deseamos un muy feliz año para todos.
Buenos Aires (Luján), sábado 31 de diciembre de 2022.
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P. Lucas García
Rector Santuario de Luján
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