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“…los amó hasta el fin.”
Con toda la Iglesia nos alegramos al iniciar este sagrado Triduo Pascual a través del cual entraremos en el don y el misterio que ha determinado a la historia para siempre. La pascua de Jesús se expresa en tres días, tres celebraciones donde se pone de manifiesto solo una cosa: el amor que Dios nos tiene. El jueves santo, el amor de Jesús por servir a sus amigos y dejarnos su testimonio de amor en el pan y el vino; el viernes santo, contemplamos su entrega en la Cruz abrazando a todo sufriente de la historia; el sábado Santo, en la solemne Vigilia Pascual, la Iglesia grita al mundo que la muerte ha sido vencida, que nos ha llegado la liberación.
Nos toca reflexionar algunas líneas acerca del Jueves Santo, la cena del Señor. Jesús, según el testimonio del Evangelio según San Juan, se sienta con sus amigos en aquella noche y, luego de cenar, les lava los pies. Un símbolo revolucionario en aquel mundo antiguo: solo los esclavos lavan los pies a sus amos. Jesús se hace esclavo del hombre, porque para eso ha venido, para servirnos de un modo jamás conocido, y por haber revelado esta forma de amar será que terminará condenado a muerte en la Cruz.
En aquella noche, ese gesto de Jesús abre una nueva manera de ver la vida, iluminada con la fuerza de su testimonio. San Pablo nos cuenta como, en aquella cena, Jesús instituye la eucaristía moviendo a sus amigos, los apóstoles, a perpetuar ese misterio para siempre. Esto es el sentido mas profundo que podemos captar de la realidad, la dimensión sacramental, donde todo lo que se muestra de modo aparente, a los sentidos, al ser atravesados por la fe alcanzan un sentido mucho mas hondo y vital. La fe nos permite entender que detrás del lavado de los pies, esta la entrega total por amor; detrás de la institución del pan y el vino como el cuerpo y la sangre de Jesús, esta la intención del Señor de quedarse con nosotros para siempre.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. Es la noche determinante, Jesús se sienta a la mesa con sus amigos, se sienta para compartir la vida, abrir el corazón y dejar en claro, de una vez y para siempre, que en su mesa hay lugar para todos. Es la noche en la cual se entrecruzan las miradas, en la cual se entrelazan los corazones ansiosos de recibir una palabra diferente, un detalle de amor que nos haga entender que la vida es aquí y ahora, que vale la pena y que no todo este perdido.
Es una noche para estar con él, para dejarnos lavar los pies, para dejarnos mirar con amor. Es la noche de la entrega, de la traición, del amor. Todo acontece de modo simultaneó, como si la historia misma se encaprichara en quedarse expectante de este momento único, donde aquel que todo lo puede, se vuelve el impotente para que, quienes somos impotentes, lleguemos a poderlo todo en El. Es hoy y es siempre. Es hoy el lavarnos los pies los unos a otros, especialmente a los mas pobres y sufrientes; es siempre el acto de entrega por nosotros y su presencia permanente acompañando nuestro camino hasta el fin de los tiempos.
Que esta noche nos encunete en vigilia de oración, abrazado a Jesús y dejándonos abrazar por el en nuestras heridas. La Virgen de Luján nos guarde en su corazón testigo de todo esto y nos ayude a no apartarnos nunca del lado de su Hijo amado, Jesús, amen.
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Buenos Aires (Luján), jueves 6 de abril de 2023. Jueves Santo.
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P. Sebastián Ríos
Santuario de Luján
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