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Bajo el lema “Madre, míranos con ternura, queremos unirnos como pueblo” el sábado 1 y domingo 2 celebramos en comunión la 48° Peregrinación Juvenil a Luján.
Nuestra Madre es una mujer con poder. Desde su sí en Jerusalem, donde entregó su vida por los demás, tiene la fuerza de convocar cada año cerca de 1.200.000 personas para algo arduo: caminar más de 60 km hasta su Santuario.
En el caminar se experimenta la vida. Se sale con entusiasmo entre cantos y con la frescura del “todo por delante”. Pero kilómetro a kilómetro la debilidad por momentos se nos apodera y flaqueamos, es allí donde Ella se nos hace presente: en el hombro de un caminante, en el rezo profundo y generalizado, en los puestos sanitarios al costado de la ruta que con su mirar nos alientan, en nuestras familias que nos esperan al llegar, pero sobretodo en nuestra Madre, que nos va guiando bajo su manto y que con sus brazos bien abiertos nos espera en su casa para acogernos y escucharnos.
Compartimos algunas de las ofrendas y testimonios a la Virgen. Deseos y oraciones que le han dado fuerza y han acompañado a nuestros peregrinos durante su caminar.
“Gracias Virgencita por todos nuestros pedidos cumplidos. Hoy, después de 7 años venimos con nuestro hijo a agradecer su llegada. Te pido por la salud de mi familia y amigos.”
“Virgencita, ayuda a nuestra familia, acompáñanos en nuestro viaje, ayúdanos a superar nuestros momentos difíciles. Cura a todos los enfermos. Gracias Madre.”
“Querida Virgen: Quiero pedir que vivamos felices y que tengamos pronto una casa. Gracias. Amén.”
“María, solo te digo que yo siempre tendré fe en usted. La amo mucho mi señora, mi madre, siempre estarás en mi corazón. Amén.”
“Virgencita: Hoy vengo a agradecerte. Por el trabajo, la salud, el amor y la paz. Gracias, gracias, gracias.”
“Virgencita, gracias por dejarnos llegar a ti.”
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