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Hoy 23 de marzo, celebramos el III Domingo de Cuaresma. La lectura del Evangelio de hoy está tomada del Evangelio de Lucas en el que Jesús se vale de la parábola de la higuera estéril para recordarnos una gran verdad: El Señor es siempre misericordioso, paciente y dispuesto a acompañarnos en toda circunstancia, allí nuestra responsabilidad para responder iniciando un camino de verdadera conversión.
Dice el Papa Francisco: “El dueño representa a Dios Padre y el viñador es la imagen de Jesús, mientras que la higuera es un símbolo de la humanidad indiferente y árida. Jesús intercede ante el Padre en favor de la humanidad ―y lo hace siempre― y le pide que espere y le conceda un poco más de tiempo para que los frutos del amor y la justicia broten en ella. La higuera de la parábola que el dueño quiere erradicar representa una existencia estéril, incapaz de dar, incapaz de hacer el bien. Es un símbolo de quien vive para sí mismo… A esta actitud de egoísmo y esterilidad espiritual se contrapone el gran amor del viñador por la higuera: hace esperar al dueño, tiene paciencia, sabe esperar, le dedica su tiempo y su trabajo. Promete al dueño que prestará una atención especial a ese árbol desafortunado… Y esta similitud del viñador manifiesta la misericordia de Dios, que nos deja un tiempo para la conversión. Todos necesitamos convertirnos, dar un paso adelante, y la paciencia de Dios, la misericordia, nos acompaña en esto. A pesar de la esterilidad, que a veces marca nuestra existencia, Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y avanzar por el camino del bien”. (Ángelus, 24 de marzo de 2019).
Buenos Aires (Luján), domingo 23 de marzo de 2025.
Tercer Domingo del tiempo de la Cuaresma.