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Antes de comenzar a compartir algo de lo que rece, te invito a que puedas acercarte al texto que hoy compartimos sacado de la segunda carta del Apóstol san Pedro (1,16-19). Pedro nos regala en el un bellísimo testimonio desde su punto de vista que me llevaba a pensar y a rezar con estás tres ideas: encuentro, palabras y paz.
La fiesta de la Transfiguración nos habla de un encuentro. Jesús toma a sus discípulos más cercanos, podríamos hasta suponer que son los más queridos, con aquellos que elige revelarse en momentos puntuales de su vida y misión. Y los lleva a un monte, lugar privilegiado del encuentro con Dios en toda la historia del pueblo de Israel y elegidos por Jesús para anunciar Buena Noticia de las Bienaventuranzas, dar su vida y volver al Padre. Es en este encuentro que se resume la historia en las personas de Moisés y Elias. Ellos cada uno con su misión, fueron presencia de Dios entre y para los suyos. Este encuentro me llevaba a pensar y te invito a que pases por el corazón tu encuentro con Dios, con Jesús. Demos gracias por aquellas personas, aquellas situaciones que han sido importantes para nosotros y nos ayudaron a encontrarnos con el Señor.
Hay en este encuentro PALABRAS. Algunas, permanecen en lo oculto para nosotros, aquellas que surgen del encuentro entre Moisés, Elías y Jesús. Pero conocemos otras. Pedro, movido por el miedo y los nervios expresa su deseo de permanecer siempre en la presencia del Señor. Son las palabras que se escuchan, las que vienen de Dios las que hacen de este encuentro algo diferente: «Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo». Jesús es la Palabra del Padre y estamos invitados a escucharlo y a reconocerlo entre tantas palabras que hoy escuchamos o decimos.
Este encuentro tiene algo más que lo hace único. Jesús se transfigura, su apariencia cambia y sus vestidos tienen una luz inigualable. Hoy también nosotros podemos escuchar sus palabras y dejarnos transformar el corazón. En medio de las falsas apariencias, en medio de las sombras y las oscuridad que a veces nos llenan de miedo estamos llamados a llevar la luz del que es Luz del mundo.
La Pastoral de Juventudes de la Arquidiócesis de Mercedes Luján, tiene una canción que se llama “Luz para nuestro tiempo”, la tomo y la llevo a mi oración y te la comparto, pidiéndole a la Virgencita, ella que dio a Luz al que es la Palabra de vida, que nos ayude a abrir el corazón y vivir a pleno nuestro encuentro con Dios y que podamos ser “luz para nuestro tiempo, luz para aquellos que andan buscando respuestas, luz para construir un mundo de amor”.