Seguinos en:

Fiesta de la Transfiguración del Señor

.

“! Que bien estamos acá, Señor ¡”, son las palabras de Pedro al ser testigo de algo maravilloso: el Señor se ha vuelto tan luminoso que la blancura de su rostro lleno de luz el corazón de sus discípulos. Hoy la Iglesia nos invita a contemplar el misterio de la Transfiguración del Señor. Este misterio, que se relata en los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, nos dice que Jesús, subiendo a un monto elevado, se transfiguro delante de Pedro, Santiago y Juan. Esta imagen del Señor transfigurado es una imagen un tano difícil de explicar, pero podríamos expresarlo diciendo que Jesús mostro a sus discípulos toda su gloria, anticipando así lo que todos podríamos ver luego de su Resurrección.

El primer símbolo de este relato es el monte elevado. Hay un interés por el autor sagrado de llevarnos a ese sitio de intimidad entre Dios y su pueblo que se expresó en el encuentro de Moisés con Dios en el monte Sinaí, lugar en el cual Moisés recibió las tablas de la Ley. Los relatos bíblicos nos traen el hecho de que, una vez transfigurado en el monte, vieron a Jesús hablando allí con Elías y Moisés. Este acontecimiento recrea, de un modo jamás visto, con una imagen, toda la historia de nuestra fe. Elías, expresión de la profecía bíblica; Moisés, expresión de la Ley que nos permite la comunión con Dios; Jesús, la síntesis, en quien se da la ley nueva del espíritu, el único camino que nos lleva a Dios; y la profecía, en cual la voz de Jesús se torna en la única voz que hay que escuchar, tal como lo expresa el Padre del Cielo señalando a su Hijo amado y pidiéndonos escucharlo. Aquí encontramos la clave de esta celebración: es una invitación a escuchar a Jesús. De algún modo, podríamos decir que toda la vida cristiana se resume en escuchar a Jesús. En estos tiempos en los cuales nos llegan diversas voces de múltiples lugares, desde la cultura del individualismo y la muerte, la política y la búsqueda, muchas veces desenfrenada y egoísta del poder, la única voz que estamos invitados a escuchar es la voz del Hijo de Dios. Es la única voz que, tocando nuestro corazón, nos dará paz, nos dará la certeza de sabernos amados, nos dará el impulso para descubrir que es lo autentico y verdadero en la vida. Escuchar a Jesús es establecer con él un vínculo único, que nos ayudará a tocar lo mas divino de lo humano, nuestra capacidad de vincularnos a través de las voces que tocan nuestro corazón y le dan su sentido más profundo.

Luego de la transfiguración, volvieron a bajar del monte, volvieron al mundo llano, a consumar la obra de Jesús. Se acerca la hora de la pasión, muerte y resurrección, se acerca la hora de la oscuridad y la luz, se acerca la hora del drama, se acerca la hora de la libertad, y para ello hay que preparar el corazón, preparar la vida para el encuentro con él, y solo nos prepararemos para la hora escuchándolo a él. Que esta fiesta nos regale la gracia de escuchar siempre a Jesús, el único que puede dar a nuestro corazón su auténtico valor y sentido, el único. Y a El siempre buscaremos, hagamos lo que hagamos, porque como nos ha dicho San Agustín, “Señor, nos hiciste para Ti, y nuestro corazón permanecerá inquieto hasta que descanse en Ti”.

.

Santuario y Basílica Nuestra Señora de Luján

.

Podes descargar esta información; por la que agradecemos su difusión, disponible en PDF debajo:

.

Podes descargar estos contenidos e información; por la que agradecemos su difusión, disponible en PDF debajo:
Te invitamos a compartir esta nota: