Espiritualidad

Con palabras llenas de fuerza profética, el Papa Francisco nos expresa el valor incalculable de la Virgen María para el Pueblo Santo de Dios, diciéndonos que al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio” (EG 285). El Señor nos regala a su madre para iluminar la profunda oscuridad que la soledad ha dejado en el corazón humano. La soledad de la muerte y el frío de la falta de amor. Con particular fuerza, este regalo de Dios a su Pueblo, la Virgen, se revela aquí en Luján. La experiencia de fe que se vive aquí en el Santuario de Nuestra Señora de Luján puede resumirse con una imagen, la mirada. Mirar a María, dejarnos mirar por ella. En ese intercambio de miradas se traza la relación más profunda de la Madre con su pueblo amado. En ese dejarnos mirar por ella se esconde el misterio de su predilección por este pueblo argentino al querer quedarse con nosotros desde hace ya casi 400 años. El poder mirarla a ella invita a cada peregrino a dejar su corazón en sus manos, a sentirse impulsado y fortalecidos por, quien sabemos, nos ama y siempre nos espera. La espiritualidad del Santuario, como experiencia viva del amor de Dios en este sitio tan especial para todos los argentinos, se traduce en esta relación íntima y comunitaria con la Madre. Una relación que, por una parte, nos invita a quedarnos contemplándola, escuchando su silencio amante y, por otro lado, nos mueve a servir, a llenarnos de su amor y experimentar también ser esos brazos abiertos de la madre que recibe a sus hijos, tal como lo muestra la experiencia de los servidores y servidoras del Santuario. El Papa Francisco señala la fuerza de este movimiento que la gracia genera en el pueblo Santo de Dios afirmando que “son la manifestación de una vida teologal animada por la acción del Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones” (EG 125).

La historia también es una inagotable fuente de espiritualidad. A lo largo de los siglos de testimonios de esta hermosa relación entre la Madre y su Pueblo, podemos destacar un testigo notable de esta experiencia: el Negro Manuel. El testimonio del Negro Manuel nos revela una forma muy particular de vincularnos con María para llegar al Corazón de Jesús: permanecer en Ella, para permanecer en El. El Señor, en el Evangelio según San Juan, nos mueve a permanecer en Él (Cf. Jn 15,4), y esa experiencia aquí se trasluce en el estar con María, ser de la Virgen nomás.

En esta sección de espiritualidad, buscamos facilitar esta experiencia de encuentro con la Virgen a través de diversas formas de oración, tales como reflexiones bíblicas, adoraciones, rosarios y diversas formas de celebración.

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