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Hacer experiencia de la misericordia es tomar conciencia que somos amados por un Dios, con entrañas maternas que no se cansa de levantarnos de nuestras caídas y ponernos de pie; se adelanta, para que nosotros aprendamos a perdonarnos a nosotros mismos, esta es una gran tarea.
Este es el primer paso sanador. Somos amados incondicionalmente por Dios.
Él, nos envía su Espíritu para que con y por Él poder perdonar a quienes nos han ofendido, y dejarnos hermanar en la fracción del pan que es la Eucaristía. “Misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios” – Oseas-
Es bueno hacer memoria que hemos sido antes misericordiados, amados profundamente para ser bondadosos y comprensivos con los demás, abrir el corazón quitando los muros que nos separan y dividen, que sólo nos enfrentan con el hermano y nos priva de mostrarnos como somos desde el Bautismo. Hijos de Dios, todos hermanos.
Porque hemos sido reengendrado a una nueva vida, por la Resurrección de Jesucristo. Y esta vida nueva es la vida eterna que se inicia en este nuestro presente.
“Pon amor y sacaras amor” San Juan de la Cruz.
Dios se adelantó y puso su amor en nosotros, para que imitemos su manera de obrar que es amar, así es el vivir de Dios en la humanidad.
Nos ama a fondo perdido, no sólo para que le amemos sino para que, por medio de su inmenso amor generador de vida, amemos a los hermanos.
Su amor se nos adelanta lo transmitimos y de esta manera entramos en el ritmo de la Trinidad.
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Buenos Aires (Luján), domingo 16 de marzo de 2023. Segundo Domingo de Pascua.
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Hna. Ale
Carmelitas descalzas; Monasterio Santa María de Luján
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