La consagración es un acto de amor donde ponemos nuestro cuerpo, alma y vida entera bajo la protección, orientación e intercesión de Nuestra Madre.
Este gesto significa ofrecerle todo lo que tenemos y lo que somos para que María se haga presente en nuestras vidas. Nos dejamos llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de Madre. Es darle nuestro sí y dejarnos cubrir por su manto.
Desde el Santuario de Luján invitamos a todos aquellos que deseen regalarle a nuestra Madre su corazón.
Para ello, podes anotarte en nuestra pagina web un completando el formulario.
La Virgen siempre nos aguarda y nos espera.
Ante tu imagen de la Pura y Limpia Concepción,
Virgen de Luján, Patrona de Argentina,
nos entregamos en este dia,
con todos los hijos de esta patria querida,
cuyas miradas y cuyos corazones convergen hacia Ti.
Te invocamos como Virgen fiel y Madre amorosa,
Virgen del Calvario y de la Pascua,
modelo de la fe y de la caridad de la iglesia,
unida siempre, como Tú,
en la cruz y en la gloria, a su Señor.
Te acogemos en nuestro corazón,
como herencia preciosa que Jesús nos confió desde la cruz.
Y en cuanto discípulos de tu Hijo,
nos confiamos sin reservas a tu solicitud
porque eres la Madre del Redentor y Madre de los redimidos.
Te encomendamos y te consagramos, Virgen de Luján,
la patria argentina, las esperanzas y anhelos de este pueblo,
la Iglesia con sus Pastores y sus fieles,
las familias para que crezcan en santidad,
los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación,
humana y cristiana,
en una sociedad que cultive sin desfallecimiento
los valores del espíritu.
Te encomendamos a todos los que sufren,
a los pobres, a los enfermos, a los marginados.
Haz que Argentina entera sea fiel al Evangelio,
y abra de par en par su corazón
a Cristo, el Redentor del hombre,
la Esperanza de la humanidad.
Haz que, como Tú, sepamos interpretar los anhelos de la humanidad;
para que seamos presencia de Jesús en nuestro mundo
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.
Amén.
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