Sin lugar a dudas, la celebración de este día del catequista nos encuentra en circunstancias particulares. En nuestra Arquidiócesis de Mercedes Luján, nos encontramos en el camino del 1er Sínodo Arquidiocesano sobre la Catequesis y la Evangelización hoy. Que linda tarea la de las y los catequistas. Como no acordarnos de quienes han sido los nuestros. Hombres y mujeres, que escuchando la palabra de Dios la guardaron en su corazón y con gran alegría la compartieron con todos nosotros.
Pero este día, la palabra la tiene uno de ellos, es el testimonio de Marcelo Acrogliano, catequista de Adultos del Santuario.
“¡Madre mía Bendita! Ser catequista en el Santuario. Hacía poco que vivía en Luján, y sentado en el Santuario buscando la forma “correcta” de rezar mientras esperaba que comience la Misa, y hasta un poco molesto por tanto barullo, trajeron una viejita, de esas que son una arruga caminando y la sentaron a mi lado. La señora se paró, miró a la Madre y exclamó ¡Madre mía Bendita!
Y yo, “catequista experimentado”, fui inmediatamente catequizado. Esta es la forma de rezar en el Santuario. Las palabras justas. Como dice la canción: “así es la fe de Mi Pueblo”.
Ser catequista en el Santuario es tener los radares del corazón bien sensibles, y así ser testigos de la intimidad del encuentro personalísimo entre cada Peregrino con Nuestra Madre y su Hijo. Intercambiar una mirada, un abrazo y si se da, alguna palabra.
Ser catequista de los Peregrinos, es estar dispuesto a escuchar mucho, hablar menos, descubrir las maravillas que obra Dios en los corazones, abrazarlas, así como vienen y dar gracias. Juntos.
Ser catequista en el Santuario, es tener el privilegio de ser Testigo de los Milagros del Amor de Dios una y otra vez; de mil formas diferentes. Porque la casa es grande, hay lugar para todos y el Padre nos pone ahí, sólo para que acompañemos.
Y a veces, cuando nos preocupamos por optimizar las formas de nuestros encuentros, por lo que podríamos hacer distinto, por lo podríamos perfeccionar, los Peregrinos nos muestran todo lo que el Tata Dios obra en sus corazones, a pesar nuestro.
Más de una vez reconozco la voz de Jesús, que tantas veces, por medio de los peregrinos nos dice “¡Qué Grande es tu Fe!”
Tal vez, como rezaba alguien del Pago, que quiere mucho a Jesús y a su Madre, sólo se trata de Ser Presencia, porque “Ser Presencia es hablar de Ti sin nombrarte”.
Que todos los catequistas puedan ser presencia de aquel que los llamo a anunciar las maravillas de su amor a los demás. La Virgencita, la gran catequista de su hijo Jesús, los cuidé y guie en esta hermosa misión.
Buenos Aires (Luján), lunes 21 de agosto de 2023.
Padre Mario Roldán
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