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Celebramos hoy el día de la Epifanía del Señor, esta fiesta que nos hace volver la mirada a la escena de Belén. Y nos pueden ayudar a rezar y comprender un poco más lo que celebramos tres palabras: MANIFESTACIÓN; ALEGRIA y CAMINO.
CAMINO: Ciertamente cuando uno se pone en camino hacia un lugar, va teniendo en cuenta de manera especial aquellas señales que le indican que el rumbo que lleva es preciso y evitan que tome otros que lo alejarán de su destino o lo harán perderse. Pero cuando pensamos el camino a Belén imaginamos el camino hacia algo único y a la vez distinto. Los magos de orientes, grandes observadores del cielo, fijan su mirada en una estrella, que con un brillo único y distinto llama su atención. Ellos deciden ponerse en camino, quizá iniciándolo cada uno por su lado. En el camino podemos imaginar un encuentro entre ellos y deslumbrarse ante el compartir de lo que los hace encontrarse. La estrella lo lleva a destino. Es un lugar distante, oscuro, donde los animales, unos pastores y una madre son testigos de algo único y distinto en la historia de la humanidad. “Sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una gran luz”. Es la Luz del Niño que viene a iluminar todas nuestras oscuridades.
ALEGRIA: La alegría reina en la escena, es algo que no se puede ocultar. Los magos se llenan de alegría al ver al Niño. Es la alegría que tiene que dejarnos en nuestros corazones la celebración de la Navidad. Que triste sería que nuestra Navidad sea solo un encuentro donde saquemos a relucir nuestros vestidos o nuestras mejores recetas. La Navidad tiene que llenarnos de una alegría profunda en el corazón, alegría que solo puede darnos el saber a Dios en medio nuestro. Es una alegría que ensancha el corazón y nos hace ver que en lo pequeño también Dios esta. La alegría de los magos queda expresada en los tesoros que le traen. Ellos acercan al recién nacido oro, como a verdadero rey; incienso que indica lo sagrado, lo divino del pequeño Jesús y mirra que resalta su humanidad. Sin embargo, más allá de lo que le traen, de lo que le ofrecen, ellos experimentan la alegría de haberse encontrado con la luz que iluminaba sus caminos.
MANIFESTACIÓN: Epifanía, quiere decir eso manifestación. Es la manifestación de un Dios que asume nuestra carne. Es la manifestación de lo invisible que se hace visible, que se hace cercano, haciéndose uno de nosotros. Es la manifestación del Dios que no es solamente de unos pocos perfectos, sino que es salvación para todos los pueblos, para todas las naciones. Hoy también estamos invitados a reconocer al niño que se nos manifiesta en lo único de muchas situaciones que lejos de brillar son dejadas de lado por muchos: los niños indefensos y que son obligados a tener que abandonar sus hogares por la violencia; los que sufren por la guerra, los que no tienen trabajo o un techo, los abuelos que son olvidados y descartados en un asilo. En ellos también hoy estamos invitados a reconocer a Dios, y ofrecer nuestros tesoros: nuestros tiempos, nuestras manos, nuestros dones, nuestra cercanía.
Al fin y al cabo, celebramos eso la MANIFESTACION del Dios que nos acompaña en nuestro CAMINO y nos llena de ALEGRIA con su cercanía.
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Buenos Aires (Luján), viernes 6 de enero de 2023
P. Mario Roldan
Santuario de Luján
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