El camino de María

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Peregrinación a Luján

El camino de María

Hace unos días les escribí tratando de preparar la peregrinación. La idea era ponernos en camino a la próxima peregrinación juvenil. En este segundo texto queremos seguir recorriendo este camino que nos lleve al encuentro de nuestra Madre en la próxima peregrinación.

Releyendo el evangelio de Lc. 1, 39-56, en el primer blog les proponía una imagen. Según leemos en el evangelio, luego del anuncio del ángel, María partió sin demora a visitar a su prima Isabel que se encontraba embarazada de Juan el Bautista. Continuando este recorrido quisiera hoy proponerles otra imagen: el camino que recorre la Virgen hasta llegar a ver a su prima. Habíamos visto esta preparación de la Virgen. ahora queremos detenernos en el camino que hace.

Para acompañar nuestra reflexión, siempre es bueno tener la palabra de Dios la cual abre siempre horizontes nuevos. La palabra, dice la carta a los hebreos ¡es viva y eficaz! (Heb 4,12). Para meditar el evangelio San Ignacio de Loyola nos invita a hacer una composición del lugar. Es decir, introducirnos con nuestra imaginación en el evangelio y hacer como una pintura de lo que va sucediendo. La idea es imaginarnos dentro de ese camino que hace María hasta llegar a Ain Karim donde se da el encuentro con Isabel.

El camino que recorre la Virgen no es corto, son casi 140 Km los que se recorrían para llegar. En el camino, como nos sucede en la vida, pasan cosas y las peregrinaciones no son una excepción.

La imagen del camino es bastante elocuente en si misma y el hecho de caminarlo es otra imagen preciosa. Podríamos preguntarnos ¿Qué sucede en un camino y en el caminarlo?

caminar es recorrer un trecho que nos lleva de un lugar a otro. Esta idea tan simple tiene una gran profundidad. Caminar es estar en movimiento hacia algo que es importante para mí. Caminamos para buscar, caminamos para reunirnos con otros, a veces lo hacemos para pensar cosas, a veces simplemente para sentirnos bien. Caminar es un ejercicio que implica nuestro cuerpo, pero junto con ello ponemos también nuestro corazón y nuestra vida. Caminando nos vamos transformando.

Pensar el camino que hace María nos ayuda a descubrir aspectos de nuestra peregrinación. María parte sin demora, pero en el camino se va encontrando con personas y hechos que no suponía. El evangelio en esto nos deja la libertad para imaginarnos lo que sucedió. Lo primero que me parece interesante es pensar lo que sucedía en el interior de la Virgen cuando camina. María iba con la intención de estar y ayudar a su primea Isabel, pero también le iban sucediendo cosas a ella. Un niño, y no cualquier niño, se iba gestando en su vientre. Dios iba iniciando su historia en la tierra tomando de la vida de la Virgen. mientras caminaba Dios crecía.

Me parece lindo imaginarnos nuestra peregrinación desde este lugar. Nosotros hemos pensado la peregrinación, el ¿por qué caminamos? y hemos descubierto los rostros de las personas que nos acompañan. Pero en el camino, Dios va trasformando nuestra historia. En el camino descubrimos una presencia particular de Dios que va haciendo nueva nuestra vida como lo ha hecho con la Virgen. caminando Dios va entrando en nuestros pensamientos, desde nuestra alegrías y esperanzas hasta nuestros desvelos y tristeza. En la peregrinación repasamos y pensamos nuestra existencia. La vamos comentando con otros y en ello, a través de las oraciones, las aves marías que vamos haciendo, las canciones que vamos escuchando, Dios entra y nos hace mirar otra cosa que no pensábamos. Dios va creciendo en nosotros cuando tenemos este gesto de mover el cuerpo y el corazón.

Un segundo aspecto, que seguramente le sucedió a María, es que fue encontrando a otros en el camino, otros que son hermanos. Gente que la acompaño a lo mejor un tramo y que fueron compartiendo con ella sus historias. Una cosa preciosa de una peregrinación, sea cual sea, es que nunca caminamos solos. Siempre están otros que acompañan en el caminar. Otros con los que compartir. Caminando nos sentimos que vamos a un mismo lado y esto nos une. Nos sentimos Pueblo de Dios y, aunque distintos unos de otros, podemos encontrarnos y ayudarnos.

Te invito a que pienses, entonces, en el caminar. Pensa en tu camino a Luján. pensa en la aventura que vas a vivir. Descubrí como Dios cambia tu vida en esta peregrinación y no dejes de mirar a los que van a tu lado. Siempre es bueno compartir la vida. Buen camino y te esperamos para festejar en Luján.

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