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Peregrinación a Luján
La fiesta
Hace unos días atrás comenzamos este recorrido espiritual a través del blog del Santuario que nos lleva a poder disfrutar con un corazón alegre y dispuesto la próxima peregrinación juvenil. Lo hacemos teniendo presente el lema de este año “Madre estamos en tus manos, danos fuerza para unirnos”.
Para acompañarnos en este camino espiritual que comenzamos hemos elegido el texto de Lc. 1, 39-56. En este pasaje del Evangelio encontramos una peregrinación de nuestra Madre la Virgen que va a visitar a su prima Isabel. A través de este texto queremos descubrir algunos aspectos que nos ayuden a nosotros a meditar sobre nuestra peregrinación. Con los blogs anteriores nos hemos preparado, hemos cargado en nuestros corazones nuestras intenciones y rostros y estamos dispuestos a comenzar a caminar. Sabiendo que una peregrinación, como la vida, nos meterá dentro de una aventura donde descubriremos personas que caminan a nuestro lado y en todo lo que sucede veremos también como Dios trasformará nuestro corazón.
En este día, quisiera detenerme en una tercera imagen que nos ayude a vislumbrar lo que hallaremos al llegar a Luján. a través de ella les propongo vivir nuestro encuentro con la virgen desde esta perspectiva.
Esta tercera imagen que queremos meditar se da en el encuentro de María con Isabel. La Virgen, luego su sí al Señor, comienza este camino a la casa de su prima Isabel y al llegar el evangelio nos invita a mirar ese abrazo entre estas dos mujeres. La imagen es justamente este encuentro. Un encuentro que se hace abrazo y, por lo tanto, fiesta. Les propongo algunas cosas de este pasaje que son muy lindas. La imagen tiene una canción de fondo que comienza con las palabras de Isabel “quien soy yo para que la madre del señor venga a visitarme” y termina con la oración de María “mi alma canta la grandeza del señor” toda la imagen esta revestida de una gran alegría y no solo las dos mujeres, sino que sus niños hacen lo mismo. Juan el bautista, en el vientre de Isabel, salta de alegría. Esto es lo lindo de compartir la vida haciendo una peregrinación. Todo termina en fiesta.
La imagen nos lleva a Luján. ¿Cómo es nuestro encuentro con la Virgen cuando llegamos? Evidentemente que venimos cansados del camino. Tantas cosas que nos pasan. Personas, situaciones, el pensar que no íbamos a llegar. Todo queda atrás. En un primer momento, llegar a Lujan es sentirte recibido. Abrazos, aplausos, arengas, canciones que son parte de ese llegar. Pero entrando al santuario todo se torna distinto. El silencio, los pasos cortos por la gente y porque estamos en un lugar especial. Las lágrimas que empiezan a correr y ella, nuestra Madre, allí arriba. Mirándonos y abrazándonos. Es un instante porque siempre se nos invita a seguir. Pero ese instante en que la miramos y nos dejamos mirar por la Virgen es eterno.
María sigue en Luján acompañando nuestros sufrimientos. María sigue ayudándonos a seguir caminando. Ella es la que nos une, la garante de la unidad del pueblo argentino. Ella alienta y da esperanza. La Madre siempre está, como con Jesús al pie de la cruz. Ella sigue acompañando nuestra vida.
Todo encuentro con ella es fiesta. Todo se reviste de otro color. Nuestras alegrías se tornan en gozo. Nuestros sufrimientos en esperanza. Nuestros corazones vuelven a tener vida, porque sentimos que nunca estamos solos. Todo es nuevo porque con María, que nos lleva a Jesús, todo se hace distinto.
Te esperamos en Luján. prepárate, mira tus intenciones, compartí la vida y caminando al lado de María de Luján convertí tu historia en fiesta.