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Quinto domingo de Cuaresma: “El signo de la Cruz”

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El camino de la Cuaresma nos introduce en este quinto domingo, donde próximo a las fiestas de la Pascua nos proponemos encontrarnos con la vida que Jesús nos regaló en la Cruz. algo propio de todo este tiempo fue abrir el corazón. Llamamos a la cuaresmo un tiempo de conversión. Pero nuestra conversión no tiene que ver tanto con el hecho voluntarista de hacer acciones donde nos restringimos a nosotros mismos, sino que la intención es que todo lo que se realice tenga como fruto el encuentro con la gracia de Dios y el encuentro con el prójimo.

Recorriendo este camino de encuentro con Dios, las misas que hemos vivido domingo a domingo nos ayudaron a reflexionar sobre el misterio pascual. Dentro del misterio de la Pascua una realidad que tocamos constantemente es la cruz. Este signo es particular y muy fuerte para todos nosotros. Me gustaría, ya que las lecturas de este domingo nos ayudaran, reflexionar sobre este signo.

La Cruz es rara. Si la miramos es un signo de muerte. De hecho, para eso servía. Era un sigo de maldición. Las personas que eran condenadas por algún delito, tenían que cargar con este leño hasta el lugar donde morían por sus crímenes o delitos. Esto es lo que le paso a Jesús y que seguramente hemos rezado con el viacrucis en todo este tiempo. La Cruz es el elemento de condenación.

Sin embargo, nosotros nos gloriamos en la cruz de cristo (Gal. 6,14). La cruz se ha convertido para nosotros en fuerza y sabiduría de Dios (1 cor. 1,23). Esta es la convicción de la pascua. En el árbol de la Cruz, donde la muerte intento matar la vida, la vida surgió y la muerte murió. El poder de Dios, capaz de hacer nueva todas las cosas, renueva este signo que para nosotros cristianos se convirtió en salvación y esperanza. La Cruz que llevamos a todos lados es signo de fuerza y seguridad. Es signo de vida y no cualquier vida sino aquella nueva y eterna que Dios nos quiso regalar.

Mirar la Cruz es mirar nuestra redención. Es sentirnos salvados. Por eso es que la llevamos con nosotros. Por eso es que la tocamos cada vez que necesitamos fuerza para seguir. Es sentir, a través de la Cruz, el amor que Dios nos tiene. Es signo de misericordia y de bondad.

Me parece oportuno, en este día, que miremos como dice la lectura de hoy el grano de trigo que cae en tierra y muere. Porque muriendo da frutos. La vida de cristo ha sido derramada en nuestros corazones por la Cruz. Nunca dejemos de verla. Nunca dejemos de tocarla y de experimentar a través de ella el amor que Dios nos tiene.

Dios los bendiga y les siga regalado un corazón entregado su amor.

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Buenos Aires (Luján), domingo 17 de marzo de 2024.

Quinto domingo de Cuaresma.

Por el P. Lucas García
Rector del Santuario de Luján
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