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El camino del Adviento; prepárate…

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En la Iglesia existen distintos tiempos litúrgicos. Ellos marcan el ritmo del año que trascurre y tienen la intención de adentrarnos en el misterio de Cristo. De particular importancia son los tiempos de navidad y de pascua. En ellos celebramos, respectivamente, el nacimiento y de la muerte de Jesús. Para prepararse a estos grandes misterios, la Iglesia propone tiempos para pensar, reflexionar y rezar con la intención de disponernos personal y eclesialmente a recordar algo de la vida de Jesús. En estos días comenzamos a esperar el nacimiento del Señor con el tiempo del adviento. Durante estas cuatro semanas, quisiéramos acompañarlos con algunas reflexiones pertinentes a esta preparación.

Espontáneamente, surge dentro de nosotros una pregunta ¿porque prepararnos? ¿Qué sentido tiene gastar algo de nuestro tiempo físico y mental en esto? Más aún, cuando estamos a fin de año, cansados de todo y llenos de nada, cuando abunda el desaliento y las malas noticias. Cuando la angustia de todo lo vivido presiona el interior del pecho ahorcando nuestros proyectos. ¿Qué sentido tiene prepararse?

Somos conscientes de que llegamos a esta etapa del año bastante cansados y, a la vez, con la conciencia de que no tenemos el tiempo suficiente para poder descansar. Frente a todo esto ¿No estamos necesitando escuchar lo de Jesús a los discípulos? “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. (Mc 6,31) ¿No es Jesús nuestro descanso y nuestro consuelo? Creo que en medio de tantas luchas y crisis está bueno ponernos a buscar a aquel en quien encontramos descanso. Prepararnos es para nosotros ponernos en marcha, tomando en serio la invitación que nos hace Jesús en el libro del apocalipsis “Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Apoc. 3,20). Prepararnos es hacer el ejercicio de abrir la puerta para que entre Jesús.

Quisiera llamar la atención sobre otra cosa importante al momento de prepararnos. Creo que se ha perdido un poco el espíritu de navidad, y eso, no es bueno para nosotros. Si no tenemos esta capacidad de vivir los tiempos que sazonan nuestro año todo estaría como en un solo tono. Solo blanco y negro. La vida no tiene color si todo es lo mismo. Prepararnos es ponerle color a la vida. descubrir que la navidad no es cualquier cosa. Es verdad que es, ante todo, una fiesta litúrgica, pero también es una fiesta familiar, y hasta les diría, que toca nuestro corazón para ser más serviciales y ayudar un poco más a aquel que no tiene.  El árbol de navidad, el pesebre, los colores verdes, rojos y dorados que comienzan a aparecer nos invitan a percibir que estamos en otra cosa. Nos prepararnos porque queremos mirar colores, matices y texturas que piten este tiempo que tenemos por delante.

Entrar en el adviento es como comenzar a hacer un gran ejercicio espiritual. Supone hacer una experiencia de un “período largo”, es decir, no mensurable según nuestros cómputos temporales, tan precisos y acelerados. En el ámbito de la fe no sirve el cronómetro, es una experiencia más parecida al florecer, a germinar algo, que a cualquier otro modo de crecimiento. Por eso se requiere constancia, paciencia y perseverancia. Queremos que en nosotros florezca algo nuevo, y cuando esa flor se haga fruto sea, ésta semilla, el verbo de Dios, Jesús, nuestro salvador.

Algunas cosas prácticas para prepararte:

  • Acuérdate de que quien te invita es Jesús. La iniciativa parte de Él. No esta bueno ponerle escusas a aquel que nace para salvarnos.
  • Es necesario entrar en una actitud de dialogo. Comparte tiempo con la Palabra de Dios, en la misa o en tu casa. Las lecturas de este tiempo son muy lindas. Haz mucho silencio y escucha, estate atento al paso de Dios. Pero también pregunta y si te es necesario pide, Dios también escucha. Reza todo lo que creas que te es necesario.
  • Mira tu vida como llevada por las manos de Dios. el señor es quien nos lleva sobre alas de águila y nos atrae hacia él (Ex. 19,4). No tengas miedo de tu entrega y estate dispuesto a mirarte. La misericordia cura todas nuestras heridas.
  • En el camino no estás solo. Algunas personas nos van a ayudar y los santos van a interceder por nosotros. Serán espejos donde poder mirarnos.
  • Y, por encima de todo, estate dispuesto a amar. Dios tienen pensado grandes cosas para todos. no te achiques, no mires al suelo, levanta la mirada que nos está por llegar la salvación.

Síguenos en este tiempo y camina con nosotros hacia la navidad del Señor.

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Buenos Aires (Luján), domingo 3 de diciembre de 2023.

Primer Domingo del Tiempo de Adviento.

P. Lucas García
Rector del Santuario de Luján

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