Solemnidad con la que celebramos el amor de Cristo salvador, amor cuyo símbolo es su corazón. La devoción al Sagrado Corazón se remonta a la Edad media, siendo su fiesta reconocida en 1856 por el Papa Pio IX.
El domingo pasado, con la solemnidad de Pentecostés, finalizó el tiempo de la Pascua; el lunes hemos retomado el tiempo que transcurre durante el año, un tiempo en el que estamos llamados a vivir el Evangelio en la normalidad de la vida cotidiana.
Llegamos al final del tiempo ordinario, tiempo al que llamamos mientras transcurre el año, reafirmando que Cristo es rey del universo porque es Dios; por lo tanto el Padre ha puesto todo en sus manos y debemos seguirlo en toda acción y momento.
Al celebrar esta Solemnidad de todos los Santos, renovamos nuestro deseo personal y el llamado que Dios nos hace a vivir en su amor. Jesús reconoce a la multitud que lo sigue, y los llama “felices”. Eso es la santidad. Vivir con felicidad la misión a la que Dios nos llama a cada uno de nosotros.
La imagen del camino es bastante elocuente en si misma y el hecho de caminarlo es otra imagen preciosa. Podríamos preguntarnos ¿Qué sucede en un camino y en el caminarlo?
El sábado 30 de septiembre y domingo 1 de octubre, caminamos juntos a Luján rezando: “Madre, estamos en tus manos, danos fuerza para unirnos”. Te esperamos junto a María de Luján.